Las emociones son estados afectivos que experimentamos. Reacciones subjetivas al ambiente que vienen acompañadas de cambios orgánicos -fisiológicos y endocrinos- de origen innato. La experiencia juega un papel fundamenta en la vivencia de cada emoción. Se trata de un estado que sobreviene, súbita y bruscamente, en forma de crisis más o menos violentas y más o menos pasajeras. Cada persona experimenta una emoción de forma particular, dependiendo de sus experiencias anteriores, su aprendizaje y de la situación concreta. Algunas de las reacciones fisiológicas y comportamentales que desencadenan las emociones son innatas, mientras que otras pueden adquirirse. Unas se aprenden por experiencia directa, como el miedo o la ira, pero la mayoría de las veces se aprende por observación de las personas de nuestro entorno, de ahí la importancia de los padres y los profesores como modelo ante sus hijos y alumnos. Cada emoción tiene una configuración en el rostro. De acuerdo con este especialista, l
1.1 Implicaciones biológicas de las emociones A partir de las formulaciones cartesianas, en las que se considera la enorme importancia de las variables biológicas, así como la relevante aportación de Darwin, que marca un hito insoslayable en la investigación emocional, se desarrolla una seria perspectiva que llega hasta la actualidad con importantes aportaciones. La combinación de esos dos argumentos ha dado lugar a una de las formulaciones más atractivas en el ámbito emocional. En efecto, la obra de Darwin: The Expression of the Emotions in Man and Animals (1872) marca el inicio de las posteriores investigaciones centradas en los aspectos evolucionistas. Aunque algunos autores (Carlson y Hatfield, 1992) prefieren hablar de las teorías evolucionistas en tanto que orientaciones expresivas, consideramos que los factores biológicos constituyen un criterio válido y nos permite seguir nuestra estructuración general. Las aportaciones de Darwin representan el fundamento de lo que poster